viernes, 9 de julio de 2010

Dificultad

A veces se presentan claras dificultades para las mentes débiles. No basta, en ciertas ocasiones, ser poseedor de coraje y atrevimiento. En estos casos, en cambio, sería mejor tener los pensamientos claros, la mente lúcida y el optimismo bien alzado.La gramática y la normativa se han creado para hacernos la vida imposible; ya no tenemos voluntad para hablar: todo lo que digamos estará errado. Siempre habrá algo que corregir, algún detalle olvidado, una marca de descuido ¡pobre humanidad!
Se me ha presentado el caso, recientemente. Yo no soy de los que esquivan estas dificultades; me aventuro a enfrentarlas -siempre con las de perder- y luego me encojo de hombros en caso del fracaso.
Hay un pequeño mamífero volador, el cual me ha causado gran inquietud. Debo decir, más bien, que me ha provocado gran molestia. Usualmente los nombres científicos que se les dan a los animales son casi impronunciables para nosotros, simples mortales. Preferimos el léxico vulgar, el cotidiano, al que estamos acostumbrados: nada de riegos, cero experimentación, nos asumimos inferiores y no es que podamos hacer algo al respecto. Pero no es este el caso: Chiroptera es, hasta cierto punto, batante fácil de pronunciar. La lengua no se mueve con agilidad, pero lo hace con seguridad; da por sentado que la palabra podrá ser terminada, que el resultado surgirá y luego podremos dar todo por finalizado. Mucha confianza, eso es lo que se necesita.
Caso contrario es el del nombre que deberíamos poder pronunciar, aquel ideado para los hombres que no somos de ciencia. No tengo claro si éste será un fenómeno universal o se debe acaso a mi ineptitud y mi torpeza de lengua. No se crea que me he rendido con total facilidad; ha habido una gran batalla y he dado todo de mí, he combatido hasta el último instante y ya con eso debería haber cierto sentimiento de amor propio. Pero nada de eso. El asunto cada vez me parece más ridículo y poco merecedor de atención. Por ello lo ando relatando con un poco de apatía, con poco amor a la situación.
Claro, estoy hablando de la dificultad de pronunciar murciégalo... murcéliago... ¡MURCIÉLAGO!