lunes, 28 de junio de 2010

Nombres

El mundo es enorme y las personas minúsculas. Son diminutos puntos negros que andan desordenadamente, sin saber moverse en este espacio infinito. Inventan actividades para justificar su existencia. Trabajan, estudian, juegan, ríen, lloran, y nunca se están quietos. Cuando duermen, mueven el diafragma; cuando caminan, mueven los pies.
Una vez que le ponen nombre a algo, ya se creen dueños de eso mismo. ‘El mar’ dicen, como si tuvieran la autoridad suficiente para darle nombre a esa masa de agua que flota de manera insolente y que es más poderosa que ellos. ‘El sol’ siguen nombrando, y alzan la mirada para intentar verlo, pero los ojos les fallan. Absolutamente todo tiene un nombre, y si algo no lo tiene, pues se lo buscan. Hasta se ponen nombre entre ellos, algunos repetidos, otros rozan el exotismo de haber sido puestos una sola vez.
A la sucesión de ruidos ordenados, le llaman música; a la secuencia de grafos con propósito estético, le llaman literatura; a figuras deformes que plasman con pigmentos de color, le llaman pintura: y todo esto, a su vez, es abarcado bajo el término arbitrario de ‘arte’. Han nombrado tanto, que ninguno de ellos se sabe todos los nombres. Peor aun, le ponen varios nombres a la misma cosa. Por la noche no saben si están durmiendo en una cama, en una litera o en un catre, y aun así concilian el sueño sin mayor dificultad, y tampoco se preguntan sobre qué durmieron una vez despiertan. Se puede decir que inventan nombres para nunca más usarlos.
Nombran hasta a otros seres vivos. A aquel animal le han puesto gato, y el animal no está ni enterado. A aquella flor le han puesto violeta, y esto a la flor no le importa; y les ha gustado tanto aquel nombre que lo usan, a veces, para nombrar a uno de los suyos. Y cuando la niña Violeta pasa junto a una violeta, inventan frases confusas y que ellos creen ingeniosas, ‘La niña Violeta, que ha pasado junto a la violeta, camina con decoro y sin rubor, como si ella misma fuese una flor’, lo plasman en tinta y lo recitan con solemnidad fingida; todo ello es llamado poesía.