jueves, 21 de mayo de 2009

...i saw two lovers kissing


Hoy que todo empezó en la distancia. Recuerda, mi amor, que nos separa un océano, y peor aun, que yo no sé nadar.
Es por tantas de esas circunstancias improcedentes, por tantas situaciones molestas, que hoy mi ánimo anda de perros.
No es por tu voz al teléfono, sino por el teléfono en sí. Tanto cariño que no se puede dar por el complejo sistema de cuerdas vocales, y nosotros aquí, perdiendo el tiempo.

Si acaso, Paula, bastase pronunciar tu nombre para invocarte. Y a fantasear me debo ir a otro lugar; aquí andamos repletos de televisores de lo mas modernos, de radios a todo volumen y si la tecnología no basta, aparecen los grillos con su eterno chirrido.
Consideremos, además, que anda deprimida, y papá no vuelve todavía ¿volverá acaso? No es que se haya ido a comprar pan o pasear a los perros. Simplemente se fue y ya; sin mirar atrás y sin abrir la boca.

El cielo anda azul y las rosas florecen. Vaya que me siento encerrado en un verso de Bécquer, mas anda faltándome una Julia Espín a quien cortejar. Y ojala fueses tú, Paula, la Julia Espín a quien dedicaría los versos mas eróticos y románticos.

Y los sátiros sentimientos de querer abrir la ventana y lanzarme en espera de alas. No culpes mis pensamientos, menos aún frenes mis fantasías, tan sólo dame un golpe en la cabeza con un viejo jarrón, que ando idiota con Neverland, ridiculeces británicas.

Recuerdo, acaso con mi mala memoria, que la diferencia horaria de mi hogar al tuyo es de seis campanazos. He de suponer entonces que Morfeo te tiene prisionera, que andas soñando con tu rescate ¿soy yo, acaso, dicho príncipe azul? Bah, pero el azul me queda horrible. Sería yo mas bien un príncipe rojo, al que confundirían con sanguinario, algo muy curioso dada mi hemofobia; y tú que quieres ser médico, ironía.


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