miércoles, 12 de agosto de 2009

Demencia

He aquí un hombre que soñó ficción. Y la volvió a soñar. Doce noches seguidas de ficción, que se escurría en su masa gris y que apretaba sus sesos contra la pared del cráneo.
Cuando no pudo mas con el dolor se escabulló en su propia mente, en una empresa un poco arriesgada. Apartando entre sus manos sus pensamientos que lo rodeaban en forma de luces titilantes, llegó él a la fuente del problema.
Su conciencia yacía en el suelo, haciendo germinar los pequeños brotes del líquido gris del que tantos le habían advertido. Había dejado de ser un soñador para venir a ser un patético esclavo de su propio ser, no teniendo mas remedio que huir de los mundos fantásticos que él mismo había concebido. Y, efectivamente, apresuró el paso, jurando un retorno y dando largas zancadas.
Hoy su cuerpo permanece despierto entre espasmos de inquietud, gimiendo exasperado por encontrar un poco mas de ficción.