domingo, 16 de agosto de 2009

Enter the chicken...

- ¿Tomas desayuno?
Esta mañana Aria se ha levantado temprano y ha puesto en marcha su rutina de quejarse con los vecinos de los ladridos de Chuck a lo largo de toda la madrugada; realmente alguien tiene que hacer algo con ese animal.
Puedo ver como el frío recorre la tersa piel de sus muslos y la obliga a temblar y acurrucarse un poco mas en las sábanas azules.
- ¿Tomas desayuno? – he tenido que repetir, pero esta vez me ha respondido con la mirada y ha vuelto a cerrar los ojos.
Ella anda muy desanimada desde hace mas de una semana. Pasa sus días leyendo viejos recortes de periódicos, jugando al solitario con una baraja incompleta de cartas que le regalo su antiguo novio o simplemente duerme. Quisiera yo saber que pasa con ella.
El café que yo preparo es insípido, no la culpo por rechazarlo, los huevos revueltos se han quemado otra vez, el jugo de naranja está mas agrio de lo necesario.
Se ha sentado a la mesa conmigo, ha analizado mi triste intento de ser un buen esposo y se ha tomado el jugo de naranja. No le ha gustado, pero igualmente me ha sonreído y ha fingido que si.
- ¿Hoy volverás temprano? –me ha preguntando dejando el vaso medio lleno y apartandolo –recuerda que hoy saldremos a cenar.
He querido contarle que hoy tengo demasiado trabajo, que no podré volver temprano y que no podremos ir a cenar. No he podido.
- Si, mi amor. Volveré temprano. Espérame lista para salir – mi voz ha salido insegura y temblorosa, seguramente ha sospechado.
Chuck está ladrando, como todas las mañanas. No se me ha ocurrido mejor idea que darle los huevos revueltos. Si alguien debe morir por mi ineptitud en la cocina, pues que sea el perro de los vecinos y no nosotros.
Aria ha intentado terminar el vaso de jugo, se rindió faltándole tan solo un sorbo, luego le ha dado su oportunidad al café y tampoco ha podido ¡Vaya que soy un fracaso en la cocina! Espero que esto la anime a volver a preparar los desayunos. Ella si lo hace bien.